sábado, 24 de octubre de 2015


LOS ADEMANES CAUTOS DEL DESEO

Ateneo Obrero de Gijón, otoño 1993

 

 

UNO

 

El baile suave, lento, discontinuo

se inicia en este paso descendente,

Con cenefa de risas y abanicos,

la piel toda diamante,

se nutren los espejos clamorosos.

Prepárase la orquesta y los augurios

anticipan deseo, sudor frío:

al capricho los músculos zambúllense

y se ofrecen con música de nieve

al compás de las chispas de los ojos.


 

DOS

 

El juego por el iris:

cimbreante el azar.

Un sí es, entre trampas,

no es de corazones.

Por la imaginación

la primavera, dócil

abril  en sedimento

de ternura.

Claroscuro frondoso

para albergue.

La luna inhabitable.

Mano a mano los ojos:

fenecer de deseo

con el viento

por los brazos.

Cetrería al acecho:

perlado e imposible

el vientre en alianza

los mitos recorren

aprendidos

en jardín fatigado.


 

TRES

 

Sobornado el secreto,

temblar… Un esbozo de risa,

Caer. Redes oscuras.

Descamisado y rubio el homicida.

Mirar con los ojos de fuera

hiere la noche infausta de los ojos.

Nudo en la glera

arrebatada y turbia

y los labios, en caos irreductible,

ante el beso espantados.


 

CUATRO

 

Las manos absolutas

se filtran por la tela:

pulgar de incandescencia,

índex de sombra

y  los dientes enormes

en fallida sonrisa.

El baile ha comenzado.

Cruzan sendas el cuerpo

en certidumbre, nubes

en vilo de tempestad callada.

CINCO

 

Y se escapa la sangre hacia los vértices

entre los giros hábiles de la danza rizada.

Me voy, te vas, nos encontramos luego

en juego atenazado con urgencia

de saldo y meteoro.

Como hallazgos fugaces

de furtivos amores de ocasión,

huyendo las palabras hacia dentro,

dejan muda la boca alborotada.

Con violines de seda,  despilfarro en el viento

voraz cargan las horas.





 

SEIS

 

Jericó resistió la sexta vuelta

y en séptima cedió la inexpugnable

ausente de ejercicio diplomático

a las tropas hebreas.

En giros repetidos

Un hermoso Josué triunfa, dispone.

Al corazón habrá que darle tierra.

Saliva cautelosa, presión en lo escondido

o acuerdos por la lengua

callada:

conversaciones francas

sutilmente tramadas sin palabras,

gestiones en la carne.

Pálida paz sin título sellada.


 

SIETE

 

Acueducto de sombras y deseos

ese tiempo sin tiempo.

Con ademanes cautos,

enunciado esplendor confuso para el verbo

atrae hacia el origen.

La carne se hizo ya sin la palabra

amancebada y lúcida.

Acción en cada uno

por el cuerpo inactivo,

perpetuación del círculo perfecto.

La frontera se abrió

con fragancia de raso

y en el cielo inferior la muerte acecha

huida por el ángulo.


 

OCHO

 

Subirá, subirá

como la mar. Marea

hasta los ojos.

Isósceles la lengua

en el pretil descansa.

Curvando las cinturas

apretadas, convulsos

dedos íntimos, células

para la noche.  Al soslayo

enredando la danza

sonoro se acelera

al punto interrogante

el sentido insolado.


 

NUEVE

 

Limen para tinieblas

en que atrinchera el músculo

el placer escondido.

La batalla perdida,

ganada, vacilante.

Ataque y retroceso

edulcorado y púrpura.

Por una boca enorme

y unos ojos desnudos

se destiló la brisa.

Los labios como sellos

en el  lacre inflamado.

Como piedras  pupilas

de noche iluminada.


 

DIEZ

 

Acogido en la cueva,

el baile en despedida

como cerebro errante.

Dos se miran en círculos,

tres espera el triángulo

 en vértice de luz,

más terrible que dios,

una la vida.

Bailemos, pues, al aire

sin lo eterno

sobre la piedra en paz del sacrificio.